«Alma Celeste», por Katherine

«Alma Celeste», por Katherine

 

 

 

Estoy mirando fotos en mi cuarto, cuantos recuerdos que me vienen a la memoria. Agarro una foto muy particular, un día inolvidable en mi vida, un día muy especial.

 

 

Todavía no puedo creer que haya podido ir a ver a Uruguay a la final del Mundial 2014, pero tuve la oportunidad y lo hice.

 

 

Es increíble como ya pasaron dos años de aquel día.

 

Me vienen esas imágenes a la memoria…

 

 

Recuerdo la tribuna de Maracaná y yo sentada entre tanta gente Celeste con la mejor camiseta que puede existir: la camiseta uruguaya.

 

 

Estaba ansiosa por ver a Uruguay jugar esa final tan esperada por todos.

 

 

Emocionada sin poder creerlo comencé a sacar fotos, me encanta sacarlas y un día como ese se merecía las mejores.

 

 

Luego de aproximadamente media hora, Argentina entraba a la cancha, vi como toda la tribuna de argentinos se paraba y alentaba a su selección.

 

 

Después de varios minutos entró Uruguay, todos emocionados, contentos, un sentimiento imposible de explicar. Yo particularmente sentí como que el mundo podía esperar, los problemas y todas las complicaciones se fueron por un momento.

 

 

Puedo sentir nuevamente esos sentimientos de alegría, emoción, euforia y nerviosismo.

 

 

No podía creer que estaba ahí, sentía como me latía el corazón, un corazón celeste lleno de expectativas deseando un Uruguay campeón. Pensé que me iba a explotar el pecho de tanta emoción.

 

 

Ver a esos muchachos que nos representaban y ver sus rostros llenos de alegría al ver a toda su hinchada de pie me daba esperanza, seguridad, y creo que no solo a mí, sino que a las tres millones de almas que estaban pendientes de ellos, también.

 

Ya nada importaba, ya nos sentíamos todos campeones sin saber lo que iba a pasar al final del partido.

 

 

Los capitanes Diego Lugano y Leonel Messi se pararon en el medio de la cancha con los árbitros. Después de sortear Uruguay quedó para elegir cancha y Argentina para mover primeros.

 

 

Finalmente luego de estar todos formados, los argentinos mueven y comienza el partido.

 

 

Luego de varios pases la Selección Argentina ya se acercaba a nuestra área. Toda la hinchada uruguaya con el corazón en la boca, el partido comenzaba mal para nosotros. Argentina a punto de gritar gol.

 

 

Messi entra al área, tira y ataja Muslera.

 

 

Pude sentir como a todo Uruguay se le iba un peso de encima al igual que a mí.

 

 

Saca Fernando y cae en los pies del “Cebolla”, este la lleva hasta que se la pasa a Cavani. Edinson al ver a Suárez en al área, se la pasa, Luis le pega como viene y termina pegando en el palo derecho.

 

 

Todos nos agarramos la cabeza, con unas ganas inmensas de gritar gol. Pero todavía no llegaba nuestro momento.

 

 

Le pega uno de los argentinos y la manda al córner.

 

 

El que le va a pegar va a ser Suárez, estábamos todos con la boca tapada con las manos esperando poder destaparla y gritar gol.

 

 

Pita el árbitro, Luis le pega, aparece la cabeza de Lugano y entra en el ángulo izquierdo, convirtiendo un “golazo”.

 

 

Los uruguayos nos unimos todos en el grito de ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOL!

 

Diego y toda la selección festejando en la cancha.

 

 

La tribuna donde estaban los argentinos quedó completamente en silencio, no podían creer que en tan pocos minutos los “uruguayitos” como nos llamaban algunos de ellos, pudieran haberles metido ese gol. Pero igual, así fue.

 

 

Argentina ya estaba en el medio de la cancha para sacar, el árbitro da la orden y se mueve la pelota.

 

 

Llegan al borde del área, pero la saca “Josema”. Es saque de banda para los argentinos, una vez hecho cayó en los pies de Dí María pero Godín se la sacó.

 

 

Le pegó y la pasó al medio de la cancha a Suárez, este se la pasó a Cavani que se iba acercando al área. Zabaleta para evitar que Uruguay meta un nuevo gol cometió falta y fue penal.

 

 

Gritamos todos en ese momento, y el árbitro cobró como era debido.

 

 

Una vez más vinieron esas ganas de poder gritar gol. Estaba todo listo.

 

 

Muchos estaban con la cara tapada, no querían ver ese penal.

 

 

Le pegaría Suárez, se escuchó el pitazo y le pegó. Nos paramos justo para gritar, pero no pudimos. La pelota pegó contra el palo izquierdo, no podíamos creer que ese tiro haya sido errado, todavía tengo esa imagen de todos los uruguayos con la mano en la cabeza, la costumbre clásica de cuando se erra un gol.

 

 

El resto del partido fue más o menos parejo, las dos selecciones tuvieron llegadas bastante claras pero ninguna de ellas terminó en gol.

 

 

Finalmente se llegó al último minuto del primer tiempo y el árbitro pitó dando por terminada esa parte del partido.

 

 

Ese tiempo terminó con un Uruguay victorioso, pero sabíamos que se venía la peor parte. La Selección Argentina iba a venir con todo, queriendo ganar el Mundial.

 

 

Era ese el momento donde teníamos que demostrar la Garra Charrúa que cada uruguayo tenía y sigue teniendo.

 

 

La hinchada tenía confianza, sabía que los uruguayos iban a dejar todo en la cancha. Que iban a transpirar la camiseta hasta el último minuto.

 

 

Después de pasado el entretiempo entraron nuevamente a la cancha los dos equipos.

 

 

Le tocaba mover a la Selección Uruguaya.

 

 

Ya estaban listos, minutos después la pelota estaba en juego.

 

 

Estábamos todos muy nerviosos, era a todo o nada.

 

 

Millones de personas pendientes solo en dos países, pendientes en la final de un mundial.

 

 

La pelota todavía estaba en poder de Uruguay, pero eso no fue por mucho tiempo. Un mal pase hizo que Argentina tuviera la oportunidad de gol, ya que se estaban acercando una vez más al área.

 

 

La tensión en ese momento podía sentirse al máximo. Agüero tenía la posibilidad de cambiar el marcador y hacer que el partido pasara de una victoria uruguaya a un empate.

 

 

Este remata al arco y se pudo escuchar ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! en boca de todos los argentinos que se encontraban en aquel estadio.

 

 

Pude sentir como el país uruguayo quedaba en silencio sin poder creer ese gol rematado al lado derecho del arco.

 

 

Pero no perdíamos la fe, el partido recién comenzaba, quedaba mucho, teníamos que alentar más que nunca a la selección, teníamos que hacerles saber que estábamos con ellos.

 

 

Luego del festejo la pelota estaba en el centro de la cancha lista para ser movida, el árbitro pitó y comenzó el juego.

 

 

Pase tras pase las ganas de ver un gol uruguayo crecían, ahora la tenía Lugano este se la pasa a Godín que le pega con todo tratando de que la pelota caiga en los pies de Arévalo, afortunadamente así sucedió.

 

 

Pero la Selección Argentina logró tener nuevamente la pelota en sus pies, aunque esta vez no pudieron llegar al área ya que hubo un perfecto quite de pelota, sin ocasionar falta, de José María.

 

 

Era saque de banda para los argentinos.

 

 

 

Después del saque intentaron llegar nuevamente al área pero no pudieron.

 

 

Finalmente el que tenía la oportunidad de hacer un gol dejando el partido a favor de Uruguay era el “Cebolla”, llegó al área y pateó al arco pero Romero adivinó la jugada y se tiró hacia el palo correcto, el izquierdo.

 

 

El aquero argentino hizo el saque de arco, cuando la pelota llegó a la mitad de la cancha Cavani la cabeceó, pudiendo el “Cacha” darle un pase a Luis que estaba prácticamente solo cerca del área. Lo da, Luis entró al área le pegó y atajó otra vez Romero.

 

 

Ya no podíamos más, los nervios nos comían tanto a nosotros como, también creo, a los jugadores.

 

 

Habíamos errado varios goles, y a esa altura del partido no convenía seguir errándolos.

 

 

Tabárez decidió hacer un cambio, salió el “Cacha” y entró el “Ruso” Pérez.

 

 

Arévalo Ríos se fue aplaudido por todos los uruguayos allí presentes, ya que había hecho un buen partido.

 

 

Romero hizo nuevamente el saque de arco, cayendo la pelota en pies de Banega.

 

 

Tras varios pases Messi quedó frente al arco, remató con una fuerza impresionante pero Fernando logró atajar el tiro, sacándonos a todos los uruguayos un peso de encima.

 

 

El cambio ahora era en la Selección Argentina, salió Zabaleta y entró Campagnaro.

 

 

Pablo también tuvo una salida con muchos aplausos, había que aceptar que había hecho bien las cosas.

 

 

Muslera realizó el saque de arco.

 

 

Después de eso hubo varias jugadas muy buenas, pero hasta ese momento ninguna había podido desempatar el partido. También se realizaron más cambios, en Uruguay salió Godín y entró Fucile. Y el último cambio uruguayo fue cuando salió el “Cebolla” y entró Forlán. En Argentina salió Angel Dí María y entro Mascherano.

 

 

A esa altura del partido ya quedaba poco tiempo, aproximadamente ocho minutos.

 

 

En ese momento todos los uruguayos lo único que queríamos era ese gol que nos llevara a ser campeones de un mundial, como la primera vez.

 

 

El partido estaba muy peleado, la tensión y el nerviosismo crecían cada vez más.

 

 

En un momento hubo una clara jugada uruguaya. Forlán le dio un pase a Suárez, este a Cavani, luego le dio un pase al “Ruso” y este le devolvió la pelota.

 

 

Edinson hizo varios amagues y logró sacarse a los defensas de encima.

 

 

En esa instancia ya estábamos todos parados siguiendo la jugada.

 

 

Quedaban cinco minutos, y Edi ya estaba frente al arco.

 

 

Esos minutos se volvieron eternos, parecía que no pasaban más.

 

 

En esos pies estaba la oportunidad de dejar a Uruguay primeros en el mundo, estaba la felicidad de millones de uruguayos.

 

 

Cavani faltando tres minutos para finalizar el partido le pegó, la pelota salió hacia arriba, Romero estaba con los brazos estirados pronto para agarrar la pelota.

 

 

Pero esta se desvió y entró en el ángulo izquierdo del arco.

 

 

Explotaron las tribunas donde estábamos los uruguayos con el grito de ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!, varios llorábamos de tanta emoción.

 

 

El país que tanto amábamos salía Campeón del Mundial 2014.

 

 

Uruguay Campeón del Mundo nuevamente, demostrando que la Garrá Charrúa no se había terminado, sino que seguía intacta.

 

 

Ya no importaba nada, nos abrazamos con los que teníamos a nuestros lados, en es momento sentíamos que nos conocíamos todos.

 

 

Justo en ese instante comenzó a llover.

 

 

Aún tengo esa imagen en mi memoria de los jugadores corriendo por toda la cancha bajo la lluvia, cantando “dale campeón dale campeón” y tan felices como nosotros besando la camiseta.

 

 

Es imposible explicar la sensación que sentí, explotaba de alegría, no me entraba la emoción en el cuerpo.

 

 

Vi a mi país ser Campeón del Mundo, vi como los muchachos dejaron todo en la cancha sabiendo valorar la camiseta. En ese momento ya no podía pedir nada más.

 

 

Se me vino una canción a la cabeza, esa canción hermosa de “Pitufo” Lombardo. Y en especial una parte que dice “milagro que no abraza en el minuto final”. Era cierto.

 

 

En ese momento, feliz como estaba, miré al cielo y agradecí haber nacido en Uruguay. Agradecí haber nacido con el alma celeste.

 

 

 

 

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